qué hacer si viajas sólo (ii). el ‘previaje’ es disfrutar ya del viaje

Ahondaré un poco más en ésto en un futuro pero he de decir de antemano que considero que organizar un viaje en solitario (por cercano que sea el sitio y corto que sea el viaje), es una de las mejores maneras de ganar o mantener seguridad en uno mismo/a. Sin querer ser ésta una web ‘de consejos’ (pues su enfoque pretende ser bastante ocioso), me permito dar éste basándome en una cuestión que en principio parece clara pero que no todo el mundo tiene suficientemente asumida:

Sin ponerse ‘autoayúdico’, creo que viajar solo es tomar una serie de decisiones que tienen como fin último, todas, el bienestar de uno mismo.

Desde la simple idea de pensar en planificar un viaje, a las consecuentes subtareas de elegir el destino, el asiento en un avión, el hotel (importante), la habitación, lo que uno va a hacer durante dicho viaje (desde dejarse llevar intencionadamente por la inopia a visitarse hasta el último museo o restaurante de Atenas), todo conlleva una serie de decisiones que en sí mismas desencadenan un proceso de reafirmación positiva. Ahora que está tan de moda el ‘Hacking’ ético de procesos y empresas: Organizar un viaje para uno mismo creo que es una de las mejores maneras de hackearse en el sentido positivo.

Es por eso por lo que, basándome en las famosas fases tan utilizadas por los especialistas en Márketing turístico, creo imprescindible aprender a disfrutar del momento del ‘Previaje’, ese en el que sabemos que vamos a viajar y empezamos a planificarlo todo.

La clave está, como en tantas cosas, en la antelación: mucha gente viaja mal porque planifica poco (porque cree que va a disfrutar más del viaje si lo deja todo al azar, o porque le agobia hacer tareas que considera pesadas y casi cotidianas). La buena o mala noticia es que un viaje es un ente ‘vivo’ y que si no lo alimentamos de antemano y no disfrutamos haciéndolo, corremos el riesgo de perdernos muchas cosas en nuestro destino o simplemente descubrirlo de la manera que a muchos les interesa (probablemente para sacarnos más dinero). Mi consejo, por tanto, es que aprendamos a disfrutar de esta fase…

El Previaje como momento estratégico ‘clave’ para el Travel Solo

‘Respetando’ relativamente la opción del viajero que opta por presentarse en el sitio sin planificar nada porque no tiene más intención que desplazarse en el espacio y ver otro lugar que el habitual, creo que al resto le puede ser de utilidad esta idea: entiende tu viaje como algo que ha de tener muchas capas compactadas, como una cebolla. Y esas capas se deben trabajar previamente en cierta medida. Cómo:

Presupuesto. Ese gran dilema inicial.

Mi idea puede no ser del agrado de todos pero creo que una vez que has decidido hacer un viaje, el añadir determinadas comodidades mínimas, apenas va a notarse en el global. Y sé que esto va en contra de muchos adalides del control de sobrecoste, pero este es mi blog y digo lo que me parece. Mi consejo es que es mejor, quitarse uno o dos días de vacaciones y sumarlo en experiencias, o upgrades, que redunden en la comodidad (y un cierto nivel de exclusividad si lo queremos ver así) que estirar el presupuesto al máximo porque sí. Sobre ésto me extenderé en otro artículo enumerando las cosas por las que yo sí que estoy dispuesto a pagar un sobrecoste.

Estas tres pequeñas se convirtieron respectivamente en compañeras ideales antes y durante mi viaje

Los trayectos. Sobre todo, el vuelo

Un ejemplo: el asiento One Plus en Vueling es extremadamente cómodo para una aerolínea que no se ahorra incomodidades para sus clientes. Si tu trayecto es corto, igual no tiene sentido comprarlo, si has pagado 350 euros por ir y venir de Fuerteventura, por pagar 40 euros más de vuelo (un 14%), hacerlo te hace ganar en el hecho de viajar como un señor/a y no aguantar probablemente a algún grupo de petardos atrás o al lado, ir cómodo (con las piernas cruzadas), embarcar primero, y salir del avión por delante de esa tribu que se pone de pie media hora antes de que conecten el finger…

Las guías, las webs de viajes, los libros son la mejor manera de previvir el viaje

Las hay de todas las categorías y el estándard ‘Lonely Planet’ es ideal para iniciar una primera aproximación al destino en sí (no suelen ser nada malas sus recomendaciones de sitios donde comer, por ejemplo) y sus propuestas de rutas para adentrarse en los barrios me parecen inigualables, no así sus propuestas hoteleras que ya sea por gusto o perfil de viajero siempre se me escapan por arriba o por debajo en un intento de complacer igual al mochilero que al suite-hunter. Pero el tema, no es exáctamente éste. Las guías son la mejor manera de disfrutar del viaje previamente. Aún diría más: una buena guía es capaz de convertir en ‘viaje’ las semanas o meses previos a que éste se materialice.

Recuerdo con bastante deleite cómo planifiqué mi primera escapada a Roma con una guía de bolsillo del Lonely Planet. Iba moviendo los museos y las rutas en base a un recorrido que quería que recorriese toda la ciudad pero, a su vez, me dejase espacio para la improvisación. Pasé muchas noches barajando posibilidades y lo que para muchos (y para mí en otra época) hubiese sido una tortura, se convirtió en un gran placer por poder disfrutar de antemano cómo iba a vivir, día a día, esa ciudad. Una buena guía es tu mejor amiga en el previaje y, ojo, creo que puede convertirse en una dictadura durante éste. Hay que saber dominar su poder…

Las comidas: viajar bien y comer mal deja de funcionar a los 17 años

Si viajas a París, puede tener una cierta gracia el comer más de un día una crepe por la calle o un hot dog avec fromatge tirado en un escalón de un portal. Pero si viajas solo, no pretendas comer bien (ni allí ni en la mayoría de los sitios pertenecientes al primer mundo) por lo que vienes gastándote en un menú en España. Es más, conozco gente que pretende tener una experiéncia de viaje plena y gastarse realmente aún menos de lo que se gastaría en un menú del día en Barcelona o Madrid. El eje gastronómico es muy importante, si uno se informa previamente, puede encontrar lugares donde comer local a buen precio: para eso hay que planificar. Aconsejo informarse previamente e incluir los restaurantes como una atracción más a visitar. La razón? Viajes solo o acompañado, la comida es un momento que puede llegar a ocupar entre 1-2 horas del día; sirve de descanso, de parada psicológica, repones fuerzas y conectas de manera muy genuina con el destino. ¿Por qué no dedicarle la parte de presupuesto que se merece?

Le Vaisseau Vert, en el SoPI (South Pigalle). Cocina parisina increible con un menú fórmula de 25 euros que pagaré muchas veces…

La antelación es, siempre, ahorro de tiempo, paciencia y dinero

Una de las ventajas de viajar solo es que no tienes que esperar a que el resto del grupo decida cuándo se debe viajar ni dónde. Es desesperante el tiempo que se pierde por algunas personas que nunca colaboran en la decisión de absolutamente nada pero cuya sóla presencia determina el miedo a tomar una decisión en grupo. No incido más aún por aquí pero… Si la planificación previa de la ruta te va a permitir evitar determinadas zonas de los destinos dedicadas a, llamémosle así, ‘maximizar’ el beneficio de tu breve estancia, igual ésto va a pasar por comprar determinados tickets, y no digamos vuelos o reservas hoteleras, con la antelación debida. De la gastronomía ya hemos hablado… Y se da la paradoja de que hay sitios que realmente son recomendables en zonas turísticas, y sitios que son una bazofia en esas zonas o fuera de ellas.

Gracias a la planificación podrás aprender a disfrutar previamente del viaje, podrás llevarlo a cabo de manera más cómoda, no te aburrirás, podrás ahorrar dinero que invertir en el propio viaje o en el siguiente y, además… cuando vuelvas a ese destino bien acompañado; sabrás disfrutar como nadie de hacer también disfrutar a quien te acompaña.

El ‘previaje’ ayuda a elegir bien el hotel

Por último; el hotel es tu centro de operaciones. Va a ser tu casa durante la estancia. Si sabes más o menos qué sitios vas a visitar, vas a poder elegir con mayor flexibilidad y libertad la localización del mismo. A mi juicio ha de ser una de las piezas mejor engrasadas del mecanismo: elegirlo bien te va a permitir: conocer una zona concreta de la ciudad que no tiene por qué ser el centro, volver a él para descansar o incluso comer, salir por la noche y no tener que volver caminando mucho.

Mi manera resumida de elegir la posición ideal de un hotel es buscar uno que esté en el medio de un triángulo entre la zona centro y dos de las que más interés me susciten en la ciudad. NO falla: me permite darme el capricho del primer día de conocer la zona más icónica de la ciudad y bajar a ella cuando quiera pero, su función satélite me sirve para conectar las otras dos, a veces tres zonas. Nunca elijo el centro porque es el lugar más lejano de todos los sitios. Y, por supuesto, el extraradio me parece que es la mejor manera de arruinarse el viaje entre idas y venidas.

Conclusión: una vez hayamos cerrado cada una de estas decisiones, sólo queda disfrutar de la ‘proyección mental’ del viaje. Una vez que hayamos escogido el hotel, la guía, es el momento de repasar rutas, de ver películas de ese destino, libros de fotos, blogs o guías gourmets que van a añadir más experiencias a nuestro futuro viaje y, muy importante, van a hacernos disfrutar del destino con mucha antelación… lo cual es impagable pues amplía de sobremanera los beneficios de viajar ( o de, pre-viajar…) 🙂

Seguimos en la parte III (el viaje en sí) 🙂

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