QUÉ HACER CUANDO VUELVES DE UN VIAJE SOLO (PARTE IV) – EL POST VIAJE

El postviaje empieza en el viaje. Para mí es como uno de esos paseos por la playa en que muchas veces no puedes evitar recoger piedrecillas o alguna concha para ‘tenerla’. Esas piedrecitas o conchas ‘contienen’ el destino y tienen para mi la forma de:

  • Pues sí… Piedrecitas y/o conchas (también cristalitos) que guardo en un bote de cristal que espero ir llenando uno tras otro durante mucho tiempo.
  • Listas de spotify con canciones que he descubierto al azar o he buscado previa o durante el viaje.
  • Obviamente: material gráfico como fotos, trozos de imágenes, recortes incluso de alguna revista.
  • Souvenirs comestibles que permitan entregarme a la ‘dulce pena’ de recordar ese lugar en un homenaje debido que esta vez lo mejor es que sea acompañado. Siempre y cuando no vayas a soltar una turra de dos horas sobre tu viaje a cualquier víctima.
  • Material escrito: no sólo para este blog sino anotaciones y/o reflexiones de por qué no debo o debo hacer cierta cosa.
  • Otros: entre los que cabe incluso imanes de nevera pero si es posible también un libro o una revista o un libro de fotos del lugar: perfecto.
  • NUNCA: regalos obligados para otro salvo que ese regalo sea espontáneo y perfecto para la/el receptor.

Estas son las fases del post viaje que me gusta llevar a cabo y recomiendo:

La vuelta: que sea cómoda y a ser posible que se pueda disfrutar un mínimo (si el viaje es en tren, ya me parece disfrutable de por sí). No está de más contratar comodidades (mejores butacas, acceso a salas business de determinadas tarjetas como la AMEX). Algo que me pueda hacer sentir un tanto la nostalgia de volver y poder tomar notas en el aeropuerto o medio de transporte de vuelta.

Las salas Business de algunos aeropuertos como el de Barcelona no te quitarán la pena de volver pero harán por aligerarla…

Una reconstrucción muy esquemática del viaje por escrito. Sí: es de locos. Y probablemente el mismo día de la vuelta no lo hagas pues te hará sentir mucha pena pero algunos días después me gusta reconstruir de un modo muy esquemático todo lo que hice desde el primer momento que salí de viaje. Es como volverlo a viajar a FF x 10 y las fotos aquí ayudan mucho. ¿Por qué lo hago? Porque me sirve como dije para revivir el viaje y a fijarme en cosas que quiero repetir en otros sitios o allí cuando vuelva.

Un ‘estado contable’: es decir, la suma de los gastos pormenorizados que he tenido en el viaje para detectar: superfluos evitables, superfluos no evitables, gastos lógicos, extras… De aquí sale un presupuesto medio para este tipo de viajes que hace coherente que se repita o no. Hay veces que los superfluos se convierten en gastos básicos para el próximo viaje: es lógico, a medida que vas creciendo, quieres disfrutar de determinadas cosas aunque sepas que supongan un sobrecoste. A veces es mejor no renunciar a ellas aún a costa de viajar menos días al año. Lo que tengo claro es una cosa: salvo determinadas puñaladas inevitables en cualquier viaje, practicamente nunca he sentido, en la fase de elaboración del coste final del viaje, que el pago extra por haber vivido cierta experiencia, me pese más que no haberla vivido.

Al final del año, después del último viaje, listo todos los que he vivido durante el año. Muchos han pasado a formar parte de mi vida (de la música que oigo, de lo que como hoy, de cosas que visto), hago un ranking. Si se cae alguno tengo claro por qué, y al tenerlos a todos juntos ahí, delante de una hoja y pararme a pensar en ellos pienso en el siguiente año con deleite, gozando de los momentos que determinados destinos nuevos (o recurrentes como viejos amigos), me van a querer volver a ofrecer.

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