Quiero empezar (bien) la sección de recomendaciones de hoteles por el que más me ha llamado la atención últimamente. Muchos han pensado hasta ahora (y lamentablemente algunos lo siguen pensando), que un hotel es el resultado de apilar habitaciones entre una recepción (abajo) y un sky bar (arriba, claro). En el medio puede haber cosas como un restaurant, un gimnasio, quién sabe si un bar medio decente y un personal que habrá de ser nombrado en las encuestas de calidad que el sistema ReviewPro te envía una semana después de volver a casa. Todo correcto, no? Pues no.
Un hotel, sobre todo para un Travel Solo, ha de tener alma. Y el alma ni se compra ni se vende… pero sí se transforma. Lo hace gracias a empleados como, por ejemplo, Javi, en el hotel del que os quiero hablar. Responsable de animación al que una noche le vi cantar ‘Mi gran noche’ de Raphael por petición insistente de una de las clientes del bar de la piscina y uno de los responsables de que ese hotel, gracias al trabajo de cocina, cocteleros, artistas invitados, piscina itself, el propio Javi y su equipo y… por qué no decirlo, los huéspedes de a los que Casas del Lago sabe ‘llamar’, se convierta en una especie de rara familia, tranquila, un poco bon-vivant. Algo muy del agrado, en definitiva, para ese tipo de gente que olfatea locales de este tipo gracias a ‘señales’, ‘Je ne sais quoi’ que te convencen de reservar sin dudar en un sitio y no otro. Si ademas hablamos de que el sitio esta en una zona de la isla que, por ende (y ahí el doble mérito del hotel) está en la zona más turísticamente horrible y bochornosamente Briton de la isla, lograrán ustedes calibrar dicho mérito.

¿Qué ha hecho entonces muy bien el, por cierto vallisoletano, grupo Moga, para convertir un ajado resort para panzas rosadas y niños de insuperable capacidad pulmonar para el chillido en un delicioso Oasis al sur de Ciutadella?
Lo primero, tener buen gusto (cosa que no es tan fácil por mucho que estés en Menorca), lo segundo; no tener complejos y atreverse a proponer un resort que no pasaría despercibido en Ibiza pero que, digámoslo ya, joder, se hacía esperar en Menorca, lo tercero tener buen ojo a la hora de seleccionar un personal entregado y simpático capaz de hacerte disfrutar de las múltiples posibilidades de un hotel que se define a sí mismo como algo más y lo logra. Por último; saber entender que si ser padre no es sólo saber hacer niños, ser hotelero implica que te guste algo más que entender el sitio como una cadena de montaje destinada a producir la misma aséptica sensación de suma de experiencias montes el hotel aquí o en Bali. Otra garantía, el hotel se acoge al sello de calidad Condè Nast Johanssen el cual precisamente cuida (muy especialmente) no solo de que sus establecimientos ofrezcan un alto nivel en cuanto experiencias sino que lo hace desde una perspectiva creada para viajeros independientes. Ideal para el Travel Solo que busca algo más…

Pero vayamos por partes. ¿Qué es lo que ha hecho de Casas del Lago algo que le convertirá en mi hotel en Menorca si las cosas no se tuercen en el sentido afortunado? Es decir… encuentre algo que me guste tanto o más que éste como lo hizo, en su momento, el Barcelo Hamilton en Mahón…
Su simpatía:
Es algo palpable desde el primer momento. Un toque desenfadado y bo-chic que se traduce en el interiorismo, en la carta de la piscina, en la propia piscina, y por supuesto en un personal que no hace de su vocación de servicio algo envarado. Se logra transmitir algo parecido a un premium de colegas sin pasarse en el colegueo… Ojo que eso es muy difícil, creo.
Dormitorio suite Lavabo diseño nórdico La muy playera entrada a la suite
Su ’tranquilidad’:
El sitio se encuentra en una urbanización alrededor de un pequeño puerto deportivo que no precisamente ha dado cita al tipo de turismo del que más orgulloso se pueda sentir la isla. Sin embargo han conseguido reconvertir uno de sus resorts y convertirlo en un oasis de calma en su grado justo. Ahora diré por qué.
Su piscina:
Me dirán que están en Menorca y que el hotel está bien cerca del Camí de Cavalls. Y tal… Mi opinion es que por muy menorca que sea el sitio, un día entero tragando viento y arena es un día entero tragando viento, y arena por mucha agua turquesa que haya en esta isla. La piscina de Casas del Lago es el pulmón o el corazón de este sitio. Durante el día es el lugar ideal para volver de la playa o descansar de ella en un lugar en el que la música electronica en directo bien pinchada, bien tocada, hace su majestuosa presencia desde una cabina al borde de la piscina. Durante la tarde, el volumen aumenta para que dicha música sea la protagonista sin convertir (no vayan a equivocarse) el sitio en un Ushuaia menorquino. Si te gusta el tema (como a mi) no verás inconveniente en pecar contra el sacrosanto modelo menorquino purista y abrazar un delicioso toque de ibicenquidad… Ahi lo dejo. Por cierto; te puedes bañar por la noche.

Su contra-Menorquidad
O-jo-jo-jóoo llegó el debate. Creo que si buscas un lugar plenamente menorquino, este no es el sitio pero, precisamente, si eres un travel-solo que te va un poco el chill… NO-PASA-NADA… Ni estás desmereciendo todo lo que representa esta isla ni estás apostando por un establecimiento que no cuida la cultura local. Soy el primero en decir que si a un hotel, lo sacas del sitio donde ha sido concebido, y no pasa nada por pegarlo en otro pues su modelo, marca, manera de hacer se basa en un standard replicable para cualquiera (en este sitio cualquier sitio de playa), a este hotel le falta ‘algo’. Pues bueno; soy el primero también en contradecirme si te digo que si todo está ejecutado con el cuidado que se hacen las cosas aquí, tampoco estás renunciando a nada.
Su oferta de cosas:
La carta de piscina, bien ejecutada, con toques de cocina del mundo y sin renunciar al producto premium (ostras, gamba de menorca…), sus dine-events bien animados con música y menús creados para el evento, que puedas alquilar kayak o paddle board, un spà y un gimnasio mas que completo… Su tienda de productos menorquines (nada caros). Hasta una mesa de billar al lado de la piscina o una playa artificial para las tumbonas.
En definitiva, creo que estamos ante un hotel bien ‘ejecutado’ por parte de un grupo de hostelería que tiene sobrado recorrido en este ámbito. Ya sea en un viaje en solitario (en mi caso fue como retiro-prolongación de unas vacaciones que utilicé para trabajar en modo Digital-Nomad, o si viajas con amigos o en pareja, creo que vas a encontrar en Casas del Lago un sitio diferente a la norma de la isla, divertido en su justo punto (no hardcore-party-PlatjadenBossa style, ojo… estamos en Menorca), y además muy cercano a Ciutadella y por tanto a las calas que la circundan. Si por otro lado, buscas más Mahón, más Menorca genuina, quizá este hotel te pille alejado de los dos conceptos (e igual a veces eso no es siempre malo…).
